Son Efe y Jeira, despreocupadas soldados de fortuna, y si pudiera haber algún problema, ellas estarían metidas hasta la médula. Así, cuando una huida de un barco de esclavos acaba con que Efera está en posesión de la legendaria Piedra de Gude, lo normal es que estas agitadoras femeninas quieran devolver la piedra a su legítimo dueño. Es más fácil decirlo que hacerlo, sin embargo, ya que la Piedra de Gude es en realidad propiedad de la joven Princesa Rubiella y su hermano Julian, que están como rehenes en el país de Forda. Por supuesto, Efe y Jeira sólo cuentan con dos espadas y un puñado de hechizos de novatos para ayudarles, lo que complicará un poco las cosas al principio, especialmente porque el Príncipe y la Princesa están atrapados por el Sumo Sacerdote de una secta malvada que adora a una siniestra Diosa. Pero bueno, ¿quién ha dicho que las misiones deberían ser sencillas? Cuando Efe y Jeira se ponen manos a la obra, lo conseguirán aunque ello suponga no dejar títere con cabeza en los Cuatro Reinos. Y dadas las opciones que tienen, lo más probable es que suceda eso mismo...