Un muchacho caminaba por la calle cuando alguien le echó agua por encima y lo transformó en una rana. Cuando se disculpó, le explicó que era un mago, pero que aún no había aprendido el contrahechizo y lo envía a un mundo mágico para que busque a la princesa Mimaru. La desgraciada rana descubre que se transforma en humano en cuanto se seca y se convierte en rana cuando se moja. El encuentra que Miamru es guapa, pero no le será de mucha utilidad.